A veces, la fotografía conduciendo puede producir resultados muy interesantes. Después de un tiempo, todo lo que ve el fotógrafo queda enmarcado como una posible imagen digna (o no) de capturar. Esta foto es sin duda una de las más dignas.

Me movía lentamente por caminos rurales hacia el sur de Devenport contemplando las escenas, observando la luz y buscando oportunidades para tomar fotografías. Había decidido tomar un atajo por la C147 y cuando llegué a la cima de una colina dispuesto a retomar el camino principal hacia mi destino vi estas vacas en una ladera a la derecha de la carretera.

Me detuve en el arcén y salí con la cámara en la mano equipada con mi 70-200 mm. Me quedé varios minutos contemplando la escena y observando un rayo de sol que se movía sobre el paisaje hacia las vacas. 

La toma se tomó con la cámara en mano mientras descansa contra un poste de telégrafo al costado de la carretera y justo cuando ese rayo de sol atraviesa la ladera. Me encanta la forma en que las vacas parecen estar sujetas por alguna fuerza invisible en esa formación triangular. De alguna manera me recuerda a las limaduras de hierro en un imán, de ahí el título de la imagen.

Supongo que hay planificación como un proceso que comienza mucho antes del evento y luego hay planificación que ocurre casi simultáneamente al evento en sí. Esta fotografía es uno de esos últimos tipos de planificación.

Vi a estas vacas reunidas en la ladera de una colina y al mismo tiempo vi un rayo de sol que recorría las colinas hacia ellas. En este caso, la planificación no fue más que “Quiero una foto de esas vacas, iluminadas por el sol que se pone y con el cielo oscuro detrás de ellas”.

Cinco minutos después eso es lo que tenía.